RECUERDO
Con visión, apasionamiento y creatividad, Celia creó una nueva capacidad en el INTI en la que hoy somos referentes: la Metrología Química. Su hija, Mariana Baumgartner, quien trabaja en el Jardín, y su compañera del Departamento de Calidad en las Mediciones, Giselle Santana, comparten su emotivo reconocimiento a una precursora que abrió paso a las mujeres con quienes trabajó, que se reconocen como “las chicas de Celia”. Su colega y amigo Héctor Laiz también la recuerda en su rol pionero en la institución.
Su paso por el INTI comenzó allá por los ´70, en el Centro de Minerales, junto al doctor Eduardo Mari, entre vidrios y cerámicos.
Ya en los ´80 pasó al antiguo Departamento de Mecánica, donde estuvo a cargo del microscopio electrónico y de la jefatura del sector. Una mujer, joven, que en los años ochenta se destacaba en las “ciencias duras”, territorio profundamente masculinizado y, por si fuera poco, como jefa. ¿Cómo no considerarla una pionera? ¿Cómo no reconocer cuán especial era y cuánto ayudó a abrirnos paso a las demás?
En los ´90, con la audacia y creatividad que le eran tan propias, fue precursora en el aseguramiento de las mediciones químicas, desde el Departamento de Patrones Nacionales de Medida, que también condujo. La relevancia que hoy tiene la metrología química en nuestro INTI se debe en gran medida al trabajo apasionado de Celia. 
Celia dio sus primeros pasos en la década del 70 en un ámbito fuertemente masculinizado. Sin embargo, a los pocos años,
se consolidó al frente del entonces Departamento de Mecánica.
El nuevo milenio la encontró a cargo del Departamento de Metrología Científica e Industrial y del Servicio Argentino de Interlaboratorios, el sector del que se jubiló como jefa en el año 2013. Allí formó un equipo completo de jóvenes mujeres profesionales, técnicas, administrativas, las “chicas de Celia”. Nadie promovió más que ella el desarrollo profesional de sus compañeras, tenía una actitud que hoy fácilmente reconoceríamos como sorora, siempre atenta a las dificultades extras que nos atraviesan como mujeres, sobre todo al tener que combinar las dos jornadas de trabajo que se nos imponen (la profesional y las tareas de cuidado). No era para ella “marco teórico”, era su propia experiencia vital.
Era la mujer que había dictado cursos sobre metrología química en Argentina, Uruguay, Ecuador, Venezuela, Honduras, Panamá, Paraguay, Cuba o Chile; y la que cosía los disfraces para el jardín (o la pechera de ATE de su secretaria/delegada jeje).
Había realizado misiones técnicas en Estados Unidos, Canadá, Italia, Alemania, e Israel; mientras se ocupaba de las clases de gimnasia artística, de acompañar a su hijo Nicolás a los partidos de tenis y de disfrutar largos viajes conociendo diferentes culturas con su marido Erwin. 
Podía representar al INTI en IRAM, en el Buró Internacional de Pesas y Medidas (BIPM) y en el SIM, y preparar las mejores tortas para cada cumpleaños.
Ella sabía que ese trabajo agotador requiere de solidaridad, de red, de acompañamiento, y es lo que brindó a cada una de las compañeras con las que trabajó.
Hoy que ya no está, la recordamos con amor, con profunda admiración y reconocimiento por su trayectoria profesional y personal. Y nos proponemos seguir su ejemplo.
El recuerdo de su colgea y amigo Héctor LaizLas instituciones se construyen con el aporte de todos sus miembros. Pero hay personas cuyo aporte se destaca por ser pioneros, ser inspiradores de nuevos roles. Ese es el lugar que ocupa Celia en la historia del INTI. Su trabajo fue pionero para el desarrollo de la metrología química en el INTI, en el país y en nuestra región, en una época donde la disciplina estaba en pleno desarrollo en todo el mundo. Desde lo personal, la recuerdo con un gran cariño, como una excelente profesional, una persona siempre alegre y optimista, como una amiga.Héctor Laiz Gerente de Metrología y Calidad |
