El papel siliconado o antiadherente es un papel al que se le hace un tratamiento a base de silicona para evitar que el material pegajoso se adhiera a cualquier superficie antes de su uso final. Este tipo de papel, conocido como “Liner”, está destinado, por ejemplo, a etiquetas autoadhesivas, apósitos sanitarios, entre múltiples usos de empresas autopartistas, embotelladoras y de construcción, entre otras.

Una de las pymes del rubro, Rakfer, interesada en profesionalizar su trabajo, se acercó al INTI y junto a especialistas del sector de Caucho trabajaron en un plan de automatización y estandarización a través de la trazabilidad, aplicación de normas de calidad, seguridad y la creación de un laboratorio de control interno.

Entre las principales mejoras, la empresa logró estandarizar la producción mediante un regulador con medición de presión para obtener una tensión correcta del papel y así reducir la posibilidad de errores, proceso que anteriormente regulaban de forma manual. También aplicaron medidas de seguridad, como la instalación de duchas de emergencia y sistemas de ventilación en los depósitos, además de llevar el stock y la correcta identificación de los productos inflamables para evitar accidentes de intoxicación. Como parte de la estandarización recibieron asistencia técnica para registrar el paso a paso de la fórmula final.

“Mejoramos nuestro sistema de almacenaje y ya no dependemos del conocimiento de una sola persona, porque logramos automatizar y estandarizar la producción. Ahora nos sentimos mucho más seguros de lo que hacemos”
Raquel Benítez, titular de Rakfer.

Esteban Ramírez, de la Dirección Técnica de Materiales Avanzados del INTI, recuerda que Raquel Benítez se acercó al INTI interesada en profesionalizar su pyme y con una necesidad muy particular: sólo su padre, como buen hombre de oficio, conocía el proceso de fabricar el papel siliconado y no contaba con herramientas para registrar y transferir su conocimiento como valor para la empresa. En función de esta problemática, los especialistas del sector de adhesivos, Julián Beviglia, Cristina Maldonado del Río y Esteban Ramírez, realizaron visitas a la planta y desarrollaron un plan de trabajo cuya ejecución duró un año y medio.

“Nuestro mayor desafío era lograr que la empresa pudiera trabajar sin depender del conocimiento de una sola persona y se profesionalice a partir de herramientas de gestión, calidad y seguridad. Gracias al esfuerzo de Rafker y el trabajo conjunto, hoy pueden ofrecer un producto de calidad a sus clientes y honrar la memoria de quien legó su saber y cimentó con su espíritu emprendedor esta pyme”, concluye Esteban.