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2018-09-12

ENTREVISTA

“Tenemos que generar el concepto de innovación en la asistencia técnica que el INTI puede brindar”

Nicolás Apro participó en el grupo de Alimentos durante el proceso de rediseño organizacional. Con casi 30 años en INTI, afirma que la nueva estructura generará respuestas más rápidas y eficientes a las demandas de las empresas, y dará mayor visibilidad a todas las capacidades del INTI, en cada región del país.

Nicolás Apro
Director del Centro INTI-Cereales y Oleaginosas

¿Cuál fue tu rol en el proceso de rediseño organizacional de INTI?

Participé, como director del Centro de Cereales y Oleaginosas, en el área de Alimentos. Se discutió y propusieron pautas para la distribución de las áreas actuales de alimentos y su ubicación en la nueva estructura que nos correspondía definir, del nivel 3 (subgerencias operativas) hacia abajo. Y cómo debíamos funcionar en relación a los cuatro ejes planteados previamente: Servicios industriales, Desarrollo Tecnológico e  Innovación, Asistencia Regional y Metrología, definiendo los organigramas, misiones y funciones de los niveles 3, 4 y 5 de la estructura.

En la nueva estructura también hay una Gerencia Regional ¿Por qué motivo no quedaron ubicados bajo esa órbita, teniendo en cuenta que el centro se encuentra en la localidad de 9 de Julio?

Somos un Centro Sectorial que está en el interior, tenemos proyectos en Salta, Jujuy,  Patagonia, Córdoba y Santa Fe; trabajamos con molinos de trigo de distintas provincias, con la Federación de Acopiadores y con la Asociación de Cooperativas Argentinas en plantas de acopio de distintos lugares del país. Con la Gerencia de Asistencia Regional, interactuamos constantemente como vínculo con los distintos centros y empresas de las provincias y por eso el tema regional es clave: con esta nueva estructura, creo que vamos a tener muchas más demandas de las provincias, porque cada área o centro va a promocionar y difundir todo lo que hace el INTI, y no sólo lo que hace su centro.

¿Cómo considerás que se adaptará el trabajo que actualmente se realiza por centros, a un trabajo integrado en red?

Mi experiencia es que las instituciones como el INTI en otros países trabajan por áreas de servicio. En el INTI venimos funcionando hace 60 años como centros, y esto fue positivo ya que cada centro logró tener mucha identidad con su sector y eso constituye un sello muy fuerte que va a costar cambiar. Pero creo que la demanda actual de la industria lleva a que un empresario del rubro de cereales demande especialidades que no podemos responder desde 9 de Julio. Por lo tanto es más eficiente que la demanda venga por el área de asistencia y luego se derive a las áreas técnicas que mejor puedan brindar la solución. No es que actualmente no se trabaje en red, sino que esta nueva estructura nos va a permitir más opciones de asistencia técnica y un abordaje más integral hacia el cliente, de modo de buscar que la puerta de entrada sea una demanda concreta, pero luego interactuar para poder ofrecer otros servicios más específicos del INTI, porque muchas veces, la industria no conoce la amplia gama de servicios de asistencia técnica que podemos brindar.

Un ejemplo de esto es nuestro trabajo con el sector acopiador de granos. El acopio no es sólo almacenar, es tener control sobre la calidad de los granos, es prevenir la contaminación de micotoxinas, la proliferación de insectos, prevenir focos de humedad, que el almacenaje esté a temperatura adecuada, entre otras tantas cosas. Para ello estamos analizando las tendencias que se están estudiando en otros países, utilizando nanotecnología o nano chips, que puedan garantizar partidas de exportación en condiciones adecuadas. Pero también les brindamos asistencia técnica en gestión de la calidad, por ejemplo desarrollamos una normativa especial de Buenas Prácticas de Manufactura que vamos a implementar en este sector, especialmente diseñada para esta actividad. Esto también es innovación, ver lo que el mundo demanda de los granos, y cómo debemos hacer para que el sector argentino pueda ofrecerlo.

¿Cuáles van a ser las estrategias de los centros en función de la nueva estructura? ¿Cómo los ves en cuatro años?

Específicamente nuestro centro está muy posicionado en temas de innovación, desarrollo y transferencia. Esto va a permitir que sus acciones se extiendan a todas las provincias y se amplíe un panorama de trabajo muy interesante, agregándole valor a la quínoa de la puna jujeña o a la cebada patagónica para las cervecerías artesanales de la Comarca Andina, interactuando mucho más eficientemente con las empresas a través de los equipos técnicos del INTI en esas regiones.  

¿Qué sucederá entonces con ese tipo de iniciativas del Instituto, teniendo en cuenta que en esta nueva etapa de INTI se propone, como punto de partida de los desarrollos, las demandas de las empresas y en menor medida los proyectos autogenerados?

Para el INTI es muy importante afianzarse en Innovación y Desarrollo Tecnológico coordinado con la transferencia y asistencia técnica al sector empresario. 

Nosotros trabajamos muchas veces con proyectos autogenerados, como por ejemplo el desarrollo de la tecnología para la formulación de alimentos para ancianos, la germinación de granos, harinas tratadas térmicamente o desarrollo de maltas especiales. Para estas innovaciones tecnológicas estamos buscando el “socio” empresario para poder transferir los proyectos. De este modo los proyectos autogenerados tienen que tener una visión de cómo los vamos a transferir a una empresa. El objetivo de un proyecto autogenerado es llevar al sector industrial nuevas tecnologías, detectadas a través de vigilancia tecnológica, en desarrollo o ya usadas en otros países, y desarrollar esos procesos tecnológicos viables para su transferencia. Los proyectos autogenerados son válidos siempre y cuando pongamos el foco en que nuestro desafío es transferirlos.

Vos venís impulsando hace muchos años la industrialización de granos ¿Qué pensás de la consigna “Argentina supermercado del mundo”? ¿Qué aportes o qué rol puede tener el Instituto dentro de esta consigna?

Argentina es un excelente productor de alimentos, todos sabemos que producimos materias primas para 400 millones de personas y somos menos de 50 millones. Argentina produce 100 millones de toneladas de granos, creo que este año con condiciones climáticas adecuadas puede llegar a producir 120 millones de toneladas: es mucho, es muchísimo. El tema es que nuestros granos no terminen solamente alimentando las vacas de otros países. Hay que lograr que a nuestros granos se les agregue valor, que terminen en panificadoras, en fábricas de galletitas y de pastas de otros países del mundo.

Y en esto venimos trabajando desde hace unos años, cuando iniciamos la conformación de un grupo exportador de siete empresas que se complementan entre sí, y que a través de nuestra asistencia produzcan distintos tipos de derivados de granos. En este contexto creo que la oferta de este grupo va a ser del orden de los 100 derivados de granos distintos; y si partimos de 25 granos distintos y desarrollamos 100 derivados de los mismos, podemos ser proveedores de empresas que elaboren una gran variedad de productos finales distintos para consumo humano.

Estamos llevando a cabo estudios de inteligencia comercial con la provincia de Buenos Aires, porque podemos llegar a mercados específicos totalmente distintos a los actuales, a mercados mucho más sofisticados como son los países árabes, asiáticos. Argentina no es trigo, maíz y soja. Nosotros estamos desarrollando tecnologías para obtener derivados de arroz, sorgo, girasol, amaranto, quínoa, chía, avena, cebada, centeno, legumbres, entre otros.

Somos uno de los principales exportadores de legumbres del mundo y cuando averiguamos cuál es el consumo, resulta ser menor a los 500 gramos por habitante y por año: exportamos todo como grano. Y el mundo demanda legumbres con valor agregado. Estamos trabajando con el área de Alimentación Saludable del Ministerio de Salud en un proyecto que permita la introducción de derivados de legumbres a la alimentación en nuestro país, por ejemplo en los planes escolares. Eso pasa por un compromiso grande de las empresas que entiendan que ésta es la misión de ellas, que salir a exportar para que seamos el supermercado del mundo es una misión empresaria, una posibilidad rentable y posible.

Y en relación a estos temas que su centro ya viene desarrollando, ¿considerás que el nuevo modelo organizacional va a favorecerlos?  

Sí, por supuesto. Debemos ser muy creativos para afrontar este desafío. Para muchos proyectos Argentina está muy bien posicionada -siempre hablo del tema granos-, somos uno de los principales productores. Otro tema que estamos trabajando es el de granos orgánicos: Argentina es el segundo productor mundial de granos orgánicos después de Australia. En este tema estamos trabajando con el Movimiento Argentino para la Producción Orgánica (MAPO) en proyectos muy exitosos. Es un mercado que está creciendo mucho y puede ser muy interesante para el país. Tenemos que pensar en lo que puede hacer el país, en lo que necesitan las empresas, y en cómo potenciamos nuestra creatividad para que eso se pueda dar.

¿Cómo puede impactar el cambio organizacional en la carrera profesional de los técnicos y profesionales de los centros?

Esto va a abrir la expectativa y perfilar mejor la especialidad de los profesionales del INTI en tareas específicas hacia la industria. El INTI tiene muchísimas capacidades si sumamos las distintas especialidades, y no digo de título profesional, sino de asistencia técnica, es una capacidad inmensa. Entonces lo lógico es que ante un proyecto y una demanda de la industria, esa capacidad sea la más amplia que el Instituto pueda dar. No es que ahora no lo podamos hacer, pero a veces nos quedamos conformes al brindar el servicio requerido y no nos preocupamos, por ejemplo, en que esa empresa que fabrica unas galletitas libres de gluten necesita un envase distinto, un desarrollo de la vida útil del producto, o la utilización de un  nuevo ingrediente.

Tenemos que tomar esta etapa de la forma más propositiva posible, teniendo en cuenta que el INTI tiene excelentes profesionales de muchos años de experiencia, con mucha capacidad en asistencia técnica; y este cambio tenemos que aprovecharlo para que el INTI sea mejor para nuestro país.

Para cerrar, algo que quiera destacar…

Todo cambio hay que aprovecharlo, es para crecer. Esto lo hemos conversado mucho en nuestro centro. Todos estamos con mucha expectativa de cuáles van a ser los cambios y cómo vamos a funcionar. Sesenta años de una excelente trayectoria del INTI es una muy buena base para acomodarnos rápido y ser exitosos. El mundo es un cambio permanente, la demanda de la industria es un cambio permanente. Y nosotros debemos convertir a la asistencia técnica que da el INTI en un cambio permanente también.

Yo creo que esta estructura se va a potenciar mucho más a ese cambio en la asistencia técnica. Y tenemos que generar un concepto de innovación en la asistencia técnica. Cómo podemos asistir técnicamente al sector empresario, que es nuestra primera obligación, de una forma mucho más innovadora. Y me parece que esta estructura va a permitir que eso se cumpla perfectamente.

Nicolás Apro, ingeniero químico con diplomatura extranjera en alta especialización en Tecnología de Alimentos, llegó al INTI en 1989 para fundar ese mismo año el Centro de Industrialización y Tecnologías para el Maíz, que luego se diversificó para granos en general, y que hoy es el Centro de Investigación y Desarrollo de Tecnologías para Cereales y Oleaginosas, radicado en la localidad de 9 de Julio. Como director destaca que cuando comenzó era un galpón vacío y diez containers y tras 29 años de trabajo hoy es el único centro en Latinoamérica con una gran diversidad de plantas piloto, donde se procesan, desarrollan y asisten sobre más de 25 granos distintos de nuestro país.

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