Saber Cómo Nº 102 | Julio de 2011
Animarse a pensar como tecnólogos sociales
“La cadena de valor como condicionante de la organización de la investigación y el desarrollo”, fue el título de la conferencia debate celebrada a sala llena en el Centro INTI-Córdoba.
El encuentro tuvo lugar el 2 de junio y se dio en el marco del ciclo “Tecnología y Sociedad: hacia una revisión de prácticas socio-técnicas” -una iniciativa del Centro de Córdoba que se viene realizando desde 2009-. En esta oportunidad, Enrique Martínez, presidente del Instituto, inició su disertación analizando las crisis de España, Grecia y Portugal para luego bajar a ejemplos cercanos, planteando que cotidianamente sufrimos los efectos del insuficiente control sobre eslabones claves de las cadenas de valor. Durante el debate posterior afloraron las distintas visiones sobre conceptos como competitividad, integración, agregado de valor en origen, generación de empleo y mercado interno.
“Una cadena de valor no es simplemente un hecho físico, de aumentar el valor desde la materia prima hasta el producto final, sino también es una transferencia de renta”, explica Martínez en la previa de su conferencia. “Todo producto, por simple que sea, tiene una secuencia de producción y comercialización, desde una materia prima, etapas de manufactura, etapas de distribución y etapas de comercialización. El producto parcial o totalmente realizado va cambiando de manos, en intercambios que no se realizan en términos enteramente equitativos ni en transacciones absolutamente justas, sino realizadas según los poderes relativos de quienes las efectúan.” En esa línea, el titular del INTI también aportó una opinión sobre la problemática de la inflación en Argentina: “mi mirada es que el grueso de la inflación se explica por la hegemonía en cadenas de valor, cuyo control está totalmente distorsionado y en manos de un hipermercado o un productor monopólico, o un exportador que considera al mercado interno como un residuo y pone cualquier precio porque no le interesa vender, es decir, que la inflación en países como el nuestro tiene que ver esencialmente con el ejercicio de poder al interior de una cadena de valor, mucho más que lo que dicen los economistas tradicionales, asociando la inflación al exceso de moneda o a desequilibrios de balanza de pagos o de cuentas nacionales. En nuestro caso, esas cuentas están equilibradas y sin embargo hay una tendencia inflacionaria porque tenemos muchas cadenas sesgadas y muy controladas por poca gente.”
Partiendo de la situación que actualmente se vive en España, Grecia y Portugal naciones que sufrieron un proceso de degradación de su autonomía-, Martínez remarcó que “sin un control básico sobre la infraestructura tecnológica, el desarrollo es azaroso, y además riesgoso, al haber desaparecido aquel poder de amortiguación de las crisis que tenía el Estado según lo veía Keynes. Actualmente existe un escenario de controversia conceptual entre los estados y las transnacionales, cuyo vínculo, creo, debería ser de dependencia mínima, entre otras cosas si se dispone de capital tecnológico”. De allí pasó a cinco ejemplos relacionados “que dan vuelta en la vida social y económica argentina”: el conflicto automotor con Brasil; la importación de motos y
electrodomésticos; el paquete Monsanto; la gran minería y el mercado de la carne.
El debate se dio en el marco del 2º Seminario-taller de Tecnología y Sociedad INTICórdoba 2011, coordinado por Miguel Ferreras, ex profesor en la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de la Universidad Nacional de Córdoba, quien posee una amplia trayectoria en el campo de la educación tecnológica. “No hay nada más práctico que un buen marco teórico y no hay mejor teoría que aquella que se constituye o emerge en y desde una práctica concreta, localizada y transformadora”, explica Ferreras, y agrega: “La teoría es también un modo de construir el mundo y las prácticas constituyen igualmente el entramado que cimenta toda teoría.” Martínez remarcó que “vincular la tecnología con los temas sociales, desde el plano conceptual general, y analizar cuándo las intervenciones tecnológicas son beneficiosas y cuándo pueden ser riesgosas o hasta perjudiciales es un tema que se ha debatido mucho. Sin embargo, se ha teorizado desde las ciencias sociales más que desde la tecnología, y por suerte nosotros hemos logrado mezclar ambas disciplinas, y nos estamos animando a pensar como ‘tecnólogos sociales’, que es una figura que no se estudia en la universidad y que en INTI se ha desarrollado como un hecho práctico.”
Desde este seminario se busca generar una agenda pública que incluya las propuestas del INTI como temas de discusión y que contribuya a mapear problemas tecnológicos, relevando posicionamientos ante ellos, propuestas de intervención y argumentaciones. Al mismo tiempo se fomentan interacciones entre diversos saberes y prácticas, tanto de las distintas áreas del INTI como de diversos actores sociales de la región, aspirando a que luego esto se concrete en programas coordinados para la mejora de la calidad de vida de cada comunidad.
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